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Marca tu estilo con seguridad y personalidad
Descubre la elegancia sutil de nuestros piercings con cristal de ópalo blanco, diseñados para quienes buscan un toque de luz y distinción en su estilo. Su brillo iridiscente cambia con la luz, aportando un aire delicado pero cautivador que se adapta a cualquier tipo de piercing: desde el lóbulo hasta el hélix, tragus o nostril. Cada pieza está cuidadosamente seleccionada para garantizar comodidad, resistencia y un acabado impecable.
Esta colección combina el encanto natural del ópalo con monturas en acero quirúrgico, titanio u oro, ideales tanto para piercings cicatrizados como para nuevas perforaciones. Perfectos para regalar o darte un capricho, nuestros piercings de cristal ópalo blanco son un básico sofisticado para cualquier joyero. Añade un brillo etéreo a tu look con una joya que nunca pasa desapercibida.
En Onai entendemos que una joya no es solo un adorno, sino una forma de mostrar al mundo tu verdadera esencia. Por eso hemos elegido cuidadosamente cada piercing con cristal de ópalo blanco, una piedra que representa pureza, sensibilidad y luz interior. Su reflejo suave y su resplandor delicado aportan una elegancia discreta, perfecta para quienes se expresan desde la autenticidad y la calma.
1. Claridad y pureza interior
El ópalo blanco es conocido por su apariencia translúcida o lechosa, lo que lo vincula con la limpieza emocional y mental. Se asocia con la búsqueda de equilibrio interior, ayudando a despejar pensamientos negativos y promoviendo la paz.
2. Luz y energía positiva
Sus destellos iridiscentes evocan la luz interior, el despertar espiritual y la conexión con lo esencial. Se cree que protege contra energías densas, y que potencia la calma y la serenidad en quienes lo llevan.
3. Expresión emocional y creatividad
En muchas tradiciones, el ópalo —especialmente el blanco— está vinculado a la intuición, la sensibilidad y la imaginación. Favorece la expresión auténtica de los sentimientos y la conexión con uno mismo.
4. Elegancia discreta y atemporal
Más allá de lo simbólico, su apariencia lo convierte en un símbolo de belleza delicada y sofisticación, ideal para quienes prefieren una joya con significado sin necesidad de grandes excesos.
Detectar a tiempo una posible infección en un piercing es clave para prevenir problemas mayores. En los primeros días tras la perforación es habitual notar algo de enrojecimiento, sensibilidad o una ligera hinchazón, pero si estos síntomas empeoran o aparecen otros más intensos, conviene estar alerta.
Estas son algunas señales que podrían indicar una infección:
Dolor que no mejora o se intensifica con el paso del tiempo.
Enrojecimiento marcado que no disminuye y se extiende alrededor del piercing.
Hinchazón excesiva o endurecimiento de la zona.
Aparición de pus de color amarillo, verdoso o con mal olor, distinto al fluido transparente habitual durante la curación.
Sensación de calor en el área afectada.
Fiebre o sensación de malestar general, especialmente en casos más graves.
