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Diseño básico con mucha elegancia
Lo que distingue a los piercings básicos es su diseño atemporal. Son piezas pensadas para el uso diario, ligeras, seguras y fáciles de combinar.
Están disponibles en acabados lisos o brillantes, y suelen fabricarse en titanio o acero quirúrgico, materiales que garantizan durabilidad y reducen el riesgo de alergias o irritaciones.
Son una excelente opción si quieres mantener una estética cuidada sin renunciar a la comodidad.
Un piercing básico se adapta prácticamente a cualquier zona del cuerpo. En la oreja, puede lucirse en el lóbulo, el hélix o el tragus; en el rostro, en la nariz o la ceja; y en el cuerpo, en lugares más discretos como el ombligo o el pezón.
Gracias a su diseño sencillo, combina fácilmente con piercings decorativos o colgantes, creando conjuntos equilibrados y modernos.
A la hora de elegir un piercing básico, el material es clave.
Los más recomendados son:
– Titanio: hipoalergénico y resistente, ideal para pieles sensibles.
– Acero quirúrgico: económico, duradero y fácil de mantener.
– Oro de 14k o 18k: para quienes buscan un toque elegante sin perder calidad.
Estos materiales aseguran una cicatrización más saludable y una mayor vida útil de la joya.
Es un tipo de joya de diseño sencillo y funcional, ideal para uso diario o como primera perforación.
Se puede colocar en casi cualquier parte del cuerpo: orejas, nariz, ceja, labio o incluso el ombligo.
El titanio y el acero quirúrgico son los más seguros, especialmente durante el proceso de cicatrización.
No. Aunque son perfectos para empezar, muchos los eligen por su estética limpia y su comodidad a largo plazo.